La lucha está allá afuera danzando por las calles.
La lucha está acá adentro bailando con mi alma.
Hay rumores que transitan subterráneos
de lo que todos saben; pero que nadie habla.
Hay voces que estallan en lo alto
y hay silencios que aúllan y que claman.
Las manos de los hombres están solas, separadas.
La piedad, gime.
La misericordia, llama.
Vení conmigo en esta noche larga
en la que la luna se durmió asustada.
Vení y dame un beso fresco
con gusto a frutas
de aroma perfumada.
Vení y llamá a los otros
A aquellos que se fueron desolados.
Salgamos a la calle sin miedo, sin angustias,
con banderas de fe, hechas de azúcar
La noche no es total en su negrura:
Hay, todavía, una luz que teje resplandores
que invita, solitaria y taciturna,
a un festín fosforescente de colores.
No me dejes solo en esta noche
en la que la duda se filtra en las hendijas
y el pavor se burla jugando en la cornisa.
Salgamos a la calle, desnudos y descalzos,
aliados del amor, de la esperanza.
Si vienes esta noche sabré que no estoy solo,
Que podemos derretir esas murallas.
Vení conmigo, libremos la batalla,
que el destino corre en potro desbocado
y el galope de su voz es quien nos llama.
Carlos Alberto Boaglio
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