FYFFES
Esta antigua empaquetadora de frutas y depósito de madera próxima al colegio de las Asuncionistas, fue uno de los campos de concentración más tristemente célebres de cuantos hubo en el Archipiélago. Al transformarse en centro de retención, sus salones rebosaban de seres humanos hacinados. "A pie firme, codo con codo, se hacía la vida durante el día. Por las noches, tendidos sobre colchones de paja en el suelo", relata Tomás Quintero Espinosa en el libro La guerra fratricida.
Paso Alto
Emplazado en la orilla de la bahía del Puerto, en la misma linde de la avenida de Anaga, entre sus ilustres huéspedes figuró como preso el alcalde de Santa Cruz, Schwartz.
Caballería
Al iniciarse el Movimiento se habilita el cuartel de Caballería de Tenerife como recinto penitenciario. "Se trata de un local largo, con una puerta cochera al frente. En el extremo opuesto, una pequeña habitación, con un ventanillo y una taza de retrete. A uno de los lados otra habitación para el pienso de los caballos. No existen ventanas ni ventilación alguna. El piso del salón es de tierra, con residuos de abonos químicos mezclados". (La guerra fratricida, de Tomás Quintero Espinosa).
La Isleta
El espacio estaba limitado por alambradas. Los presos dormían o descansaban en chabolas con techos de lona. "Su organización -relata Quintero Espinosa en el libro ya mencionado- tiene una marcada influencia de tipo africano, de organización del Tercio Extranjero, con el típico castigo del saco de arena a la espalda y la carrera, descalzos sobre el picón o el jable, hasta que la sangre brote de los pies. Y se llevan a cabo explanaciones, en trabajos forzados, desmontando la colina de la Isleta."
Prisión Provincial
(Las Palmas). Construida en los primeros año de la República, tenía una capacidad para ochenta presos. Terminó albergando un millar.
El lazareto de Gando
Construido para internar a los tripulantes y pasajeros de barcos infecciosos, había sido abandonado y no se utilizaba hasta que estalló la Guerra. "Sus pabellones, rodeando un gran patio, en cuyo centro se destacaba un elevado poste para el alumbrado, que servía de sitio de castigo para los presos, a pie firme, durante noches o días, hasta que caían al suelo, se encontraba deteriorado, sin puertas ni ventanas, en plena ruina. En medio de un paisaje árido, de dunas de arena fina, que destacaba en la lejanía con manchas blancas, venía a ser algo así como El Escorial en miniatura".
http://archivo.diariodeavisos.com/epoca1/2003/03/16/hoy/noticias/islas/archipielago/16DA79AA.html
MAIMENES
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