Dos días antes de la
sustitución de Fernando VII, el pueblo de Madrid se había levantado en armas
contra los franceses, y de inmediato, lo hizo también la nación en masa. Aunque
las tropas napoleónicas obtuvieron importantes victorias, las guerrillas
españolas les causaron considerables daños, contribuyendo a desmoralizarlas. La
intervención de Inglaterra en el conflicto y la invasión a Rusia desnivelaron
la relación de fuerzas, beneficiando a los aliados. El 31 de agosto de 1813,
José I cruzó los Pirineos.
En su resumen de esos
hechos, Ghasmann expresa sin solución de continuidad que, al firmarse el Tratado
de Basilea del 1795, la desaparición de la Real Audiencia de Santo Domingo
cuatro años después abrió las puertas a una masiva inmigración judía, agregando
que, a partir de 1815, España inició una nueva caza de brujas en el territorio
oriental. Ni nos atenemos a cómo Ghasmann empalma dicho resumen con el Tratado,
parecería que fija el fin de la guerra contra Napoleón en 1795. En realidad fue
en diciembre de 1813 con el de Valencay.
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Cuando Ghasmann habla de
una cacería de brujas en Santo Domingo se está refiriendo a los judíos. Pues
bien, la vuelta en España al ancien regime tuvo, entre otras consecuencias, la
reposición del Tribunal del Santo Oficio. El arzobispo Valera, quien recibió
ese regreso jubilosamente, recomendó ante el de Cartagena, como comisario, al
deán José Gabriel Aybar, pero no debió tener mucho trabajo a no ser el dedicado
a confiscar libros de índole liberal o atentatorios a la moral tradicional. Por
su parte, y a tono con las directrices del gobierno metropolitano, el gobernador
Urrutia se apresuró a pregonar un bando contentivo de una serie de normas por
las que en lo adelante se regirían todos los habitantes de la colonia. Una de
ellas estableció que, en las procesiones donde se expusiese el Santísimo, los
judíos y personas pertenecientes a otras religiones, se apartarían y ocultarían
al paso de los cortejos, pero, si decidiesen presenciarlas, se comportarían como
los católicos, es decir, tendrían que arrodillarse. Si la caza de brujas
consistió en esa medida, los judíos no lo pasaron tan
mal.
La revuelta de los
españoles contra Napoleón fue aprovechada por los criollos de Santo Domingo
para expulsar de su territorio a los franceses comandados por el general
Ferrand. Reconquistada la colonia y devuelta a España, en 1809, Sánchez Ramírez,
el principal caudillo de la rebelión, asumió el gobierno de la colonia en medio
de un cúmulo de precariedades. Ghasmann cree que ese gobierno era provisional y
estaba dirigido por Sánchez Ramírez, José Núñez de Cáceres, Manuel Caballero y
José Joaquín del Monte. Todos, al decir de Ghasmann, sefarditas. En honor a la
verdad, sólo tras la muerte del líder de la Reconquista la colonia pasó a ser
gobernada interinamente por el coronel Caballero y Núñez de Cáceres, este con el
cargo de teniente de gobernador e intendente político.
Núñez de Cáceres proclamó
a finales de 1821 la constitución del Estado Independiente de la Parte Española
de Haití bajo los auspicios de la Gran Colombia, siendo designado presidente y
gobernador político. Una vez que tomó posesión de sus cargos, procedió, nos
informa Ghasmann, a cancelar solamente a los burócratas españoles de sus
posiciones para sustituirlos por criollos. Y, a seguidas, se pregunta por qué
motivo lo hizo si también él era español. He aquí otro error de Ghasmann. Núñez
de Cáceres nació en Santo Domingo el 14 de marzo de 1772. Por lo demás, no sólo
prohibió a los españoles que desempeñasen empleos en el gobierno, la judicatura,
la hacienda, los municipios, ya fuesen civiles o políticos. Ningún extranjero,
no importaba la nacionalidad, podía optar por ellos aun cuando hubiese
conseguido la carta de naturaleza. De esa disposición quedaban exceptuados los
militares siempre que antes se adquiriesen la ciudadanía
dominicana.
Ghasmann juzga por los
apellidos Núñez y Cáceres que el fundado autor de la Independencia Efímera era
sefardita. Había que demostrar con pruebas fehacientes ese ascendiente, pues
esos nombres no la califican por sí mismos.
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