Este tiempo de amor nunca termine.
No lo empañe el olvido con su óxido;
debe quedar intacto hasta la muerte
lo que nació inmortal como el sonido.
Este tiempo de luz alguien lo salve;
lo arranque alguien de ese precipicio
al que se aboca ya desde que alienta.
Que alguien corte la amarra y vaya suelto
del tiempo, a la deriva, hasta la playa donde
no lo fulmine el rayo a pesar suyo,
no lo desgaste el tiempo como a un día.
Luis Feria: 1961
MAIMENES
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