Después
de llegar el “Telémaco” a La Guaira, el día 23 de Septiembre de
1950 los emigrantes son conducidos a la isla de La Orchila, donde son
confinados (era utilizada por el Ministerio de cría venezolano como
“Estación de cuarentena de ganado vacuno”). Fue allí donde
Manuel Navarro Rolo dio rienda suelta a su vena poética y creó
estas décimas.
1ª Pasó un vago pensamiento por hijos de la Gomera, cual la nube pasajera que va por los elementos, tras continuos sufrimientos, peripecias y tristuras para lanzarse a la anchura de tan penoso camino a luchar con el destino de sedientas aventuras. |
2ª En una hora temprana, el nueve de agosto fue a eso de las cuatro y diez de una apacible mañana, donde el silencio engalana el misterio más fecundo dándole un adiós profundo a Valle Gran Rey con calma, ciento setenta y un almas que marchan al Nuevo Mundo. |
3ª El Sol su disco escondía en el rizado horizonte, cuando perdimos los montes de nuestras islas queridas, sólo el faro se veía dando sus vivos destellos que iluminaban muy bellos nuestra ruta solitaria último adiós a Canarias tristes recuerdos aquéllos. |
4ª Hubieron discordias vanas porque la marinería que el “Telémaco” tenía desembarcó en Taganana, gente aguerrida y liviana y veleros de tesón, quedando sólo el Patrón para seguir su destino, de voluntarios marinos tomó nueva filiación . |
5ª En Taganana embarcó el Piloto sin ultraje, el que en este mismo viaje su nombre inmortalizó, por lo bien que se portó demostrando su aptitud. Náutico de pulcritud no serás puesto en olvido, Martín Pérez fue nacido en el Puerto de la Cruz . |
6ª El Piloto no tenía, ya que tanto fue su empeñó, del terreno más pequeño datos de la Geografía, carta de mar no traía este joven navegante, sin tener un comprobante latitud en que se encontraba porque el barco no llevaba corredera ni sextante. |
7ª Puso rumbo al Occidente, es que creía palpable más los vientos favorables para ir al Continente hallar brisas competentes, nunca procela intención; creyendo una aberración, se promovieron disputas, por ser aquélla la ruta del Almirante Colón. |
8ª Cuarta al Norte navegamos, lo que el náutico dispuso; pero es que todos confusos del Piloto desconfiamos, no sabemos dónde estamos, y el Piloto nos decía tener calma y valentía con motor y buena vela tocamos en Venezuela seguro a los vente días. |
9ª Del motor el alimento pronto se vio terminado, quedando el barco parado sólo a merced de los vientos; ahí surgió el descontento, cual rugir de un león bravo: la botavara, los cabos estaban indeseables, nuestro estado miserable, ¡era una venta de esclavos!. |
10ª Un cuarto de litro fue toda el agua que por día, que en su garganta absorbía un moribundo de sed en cuyo rostro se ve el velo de la congoja la voz sin aliento y floja se apaga, se debilita, como la planta marchita que sedienta se deshoja. |
11ª A favor soplan los vientos, y apacible ruge el mar, mientras la Estrella Polar brillaba en el firmamento, el marino somnoliento cantaba anunciando el día, despertando al que dormía sobre de duros tablones los trinos de sus canciones y el canto de las folías. |
12ª Vino el día veintitrés, al compás de una tormenta, el cuadrante del Sur cuenta el viento con rapidez; pero el veinticuatro fue la tragedia más fatal, siempre en lucha desigual sigue la nave flotante, eran las fuerzas pujantes de un horrible temporal. |
13ª El veinticinco más fuerte ruge el viento, brama el mar, y algún ser sin vacilar siente el frío de la muerte, fue el destino de la suerte para que fuimos mandados, mientras que desmantelado el barco sin salvación, bajo del escotillón quedó el pasaje trancado. |
14ª Era tanta la bravura del huracán que soplaba, la ola se rebasaba a veinte metros de altura, llovía, la noche obscura de terribles nubarrones, las roncas detonaciones del trueno en los elementos eran pésimos momentos de tristes lamentaciones. |
15ª Cuántos habrán recordado sus queridos patrios lares y los caros familiares con quien fueron anidados, del hijo el amor mimado, de padres, mujer y hermanos, del amigo y el paisano que triste todo derrumba cuando se encuentra una tumba en medio del Océano. |
16ª Los lamentos más sentidos, pidiendo a Dios salvación, salían del corazón tristes y desfallecidos, todo era tiempo perdido en el regazo profundo, esperando por segundos de las penas la más fuerte, el flechazo de la muerte y el último adiós al Mundo. |
17ª El mar dio un golpe a babor que el barco quedó dormido sin defensa sumergido que causó espanto y horror, a la popa y a estribor, anegando la cubierta, gracias al marino alerta que pronto le dio salida con una maza que había rompiendo la obra muerta. |
18ª Con las velas arriadas a palo seco se vio, dieciocho millas corrió con viento en popa cerrada; tiró al Norte la guiñada, sin ruta ni dirección, debemos la salvación a Dios en primer camino, a los valientes marinos y a la audacia del Patrón. |
19ª Quiso la Virgen María tender su manto divino y aplacar el torbellino que ofreció la Parca impía; de sus siervos no se olvida cuando en la tribulación aquel que de corazón su santo nombre recuerde alcanza gracia y no pierde la sagrada salvación. |
20ª Cuando la aurora naciente radió su luz matutina se vio la huella maligna del huracán combatiente; ya arrastraban las corrientes mantas y otros equipajes, utensilios del pasaje y, para ser más fatal, el vívere individual que traía para el viaje. |
21ª El turbulento ciclón se llevó un cabo muy bueno, de papas diez sacos llenos, toda la sal y el carbón, de vinagre un garrafón, carne el mejor alimento y entre tantas que no cuento otras muchas gurruminas, enseres de la cocina, agua litros mil doscientos. |
22ª Vino el hambre sin amparo cual desalentada y seria la cumbre de la miseria escoria del desamparo; de auxilio no se ve un faro de esperanza ni consuelo, todo confusión y duelo, todo lucha insoportable de un camino interminable bajo el techo azul del cielo. |
23ª Seis papas y no muy buenas, eran, y no bien contadas, la comida destinada para el almuerzo y la cena, dejando profunda pena cuando fueron terminadas; pero, en la desesperada, comimos sin poner freno gofio de gusanos lleno y platos de agua salada . |
24ª Después de tan afligidos, en tan grave situación, otro maligno ciclón nos azota enfurecido, creyendo ser sucumbido por un destino contrario, con respeto necesario, olvidado de los lloros, todos rezamos a coros el Santísimo Rosario. |
25ª La Providencia Divina, aliento de nuestra Fe, ella es quien todo lo ve y todo lo determina, aquella horda marina, que vino tan exaltada, fue esparcida y aplacada su furibundo crujir, pensar que para morir hay horas determinadas. |
26ª Segados por el rigor de un mal fin aventurero, se divisa un petrolero por la cuadra de babor; subiendo al mástil mayor, la arrogancia marinera hizo señas lastimeras al buque que lejo estaba. ¡Socorro!, que así clamaba con una blanca bandera. |
27ª Cuyo buque era el “Campante” de nuestra misma Nación, el cual pidió explicación, dándole los comprobantes el Oficial al instante dio los detalles radiados y como estaba anunciado otro ciclón que corría, pidió socorro en seguida a la isla de Barbados. |
28ª Ruta el piloto pidió por estar desorientado, confuso y desalentado el Capitán se la dio el que del puente ordenó que nos diesen provisión a hijos de la Nación que piden ser auxiliados, no hay derecho a ser tratados en tan mala condición. |
29ª No tuvo nuestro velero un barquito que botar por tenerlo que dejar al dar el paso primero; pero al buque petrolero se le sobraban lanchones y tener las pretensiones después de tan cruel camino que fuesen nuestros marinos pasto de los tiburones. |
30ª El buque español lanzó al agua la mercancía, la que a nado se traía; gracias que nada ocurrió hasta de lancha sirvió el fiel marino velero aquel auxilio usurero en momentos tan fatales, son recuerdos inmortales del “Campante” petrolero. |
31ª No por la ruta indicada quiso el Piloto seguir, quizá para no sufrir una mala recalada, era inglesa la citada, y por ninguna intención da auxilio ni protección lo más honroso y humano al más noble ciudadano que venga de otra nación . |
32ª Entramos en relaciones con septiembre, el cinco suena gritos de ¡tierra! que llenan de vida los corazones, despiertan las ilusiones, el ¡viva! de amor se aplica, la mejor fe se practica, aquel sueño deseado eran los acantilados de la isla Martinica. |
33ª Cuando el barco se acercó aquellas playas benditas, las delicias más bonitas que el Infinito creó, jamás pincel dibujó tan elegantes primores, árboles, palmas y flores de culminante belleza, es una isla francesa de las Antillas Menores. |
34ª El día seis costeamos gran parte del litoral, y en la bella capital por el siete fondeamos, dos intérpretes llevamos, prácticos reconocidos, en aquel puerto dormido que embelesa la fragancia grato jardín Fort de Francia, fuimos muy bien recibidos. |
35ª En pulcra concurrencia, cuando al muelle se acercó, mucho sentir le causó nuestra agotada presencia; se le dieron referencia de los grandes sufrimientos, ellos con presentimiento, al oír nuestras plegarias, con nobleza hospitalaria derraman el sentimiento. |
36ª Hicieron recolección y cuántos con sacrificios, para nuestro beneficio en toda la población; el humano corazón y aquel deseo ferviente enfocó el cariño ardiente del buen trato y pulcritud, esmerada gratitud honra de un pueblo consciente. |
37ª Hombres, niños y mujeres fueron lanzados al agua en delicadas piraguas, profesando sus deberes llevan con sumos placeres a bordo el socorro aquél, el maná de un pueblo fiel, apacible y generoso cual rocío milagroso cayó al pueblo de Israel. |
38ª Hay varios que al pasear por las calles y las plazas les indicaron sus casas para darles de almorzar, les ofrecen descansar en su alcoba emocionados, y con cariños anhelados les obsequian con bondad con otros valores más ricos frutos delicados. |
39ª Voy a dar por terminado, y su nombre esclarecido por quien fuimos atendidos, dignamente respetados, los manjares ofrendados que en la campaña de gloria llevamos como memoria de esta bella capital como recuerdo inmortal al cauce de nuestra historia. |
40ª Piña, coco y marañón; mango, caimito y guayaba; mamey, ciruela y papaya; guanábana y el anón; aguacate y el melón de agradables condiciones; ricas naranjas, limones, la delicada banana, la dulce caña antillana que colmó nuestra atención. |
41ª Con pan fuimos bien portados, galletas de las mejores, todas clases de licores y dulces empapelados, caramelos delicados, buen café dio el retrachero, ropas, zapatos, sombreros, el azúcar refinado, jabón, conservas, cacao, y abundancia de dinero. |
42ª Los blancos por más valor muy poco se distinguieron, más espléndidos lo fueron los señores de color demostraron con amor más nobleza y dignidad; la gratitud y lealtad, lo que nunca olvidaremos, a quien todos les debemos humana hospitalidad. |
43ª Romero, el cónsul cubano, otra clave hospitalaria, nació en Las Palmas, Canarias; este insigne ciudadano nos trató cual buen hermano, rayo de un ardiente sol, siendo un bruñido crisol por su buen comportamiento el leal Ayuntamiento y un Capitán español. |
44ª El día once salimos de la tierra encantadora y a la isla protectora un viva y adiós le dimos, recordando lo que fuimos, el barco, arriando sus velas, dibuja una blanca estela tornando nuevo camino cuando el valiente marino puso rumbo a Venezuela. |
45ª Cuando la aurora venía, sus ricas perlas vertiendo y el mar su espuma luciendo vimos a Santa Lucía; su panorama ofrecía por el llano y la pendiente el bosque más reluciente donde combate la brisa y más tarde se divisa la isla de San Vicente. |
46ª El día de la jornada que tercero se camina, después de las Granadinas rebasamos la Granada, era una ruta angulada, desconociendo las millas, por el Mar de las Antillas, pues sólo existía un plano cruzando por Los Hermanos muy cerca de las Blanquillas. |
47ª Cuando rompió la mañana y el Sol sus rayos tendió, la Tortuga apareció, isla solitaria y llana, mientras el barco engalana blancas y rizadas velas, el marino con cautela en la noche tenebrosa, vio la placa luminosa del faro del Centinela. |
48ª Como el gigante durmiente que coloso se levanta, vimos la primera planta del soñado Continente, arrogante y floreciente el abismo desafía, allá por la noche impía, por el dieciséis llegamos y en La Guaira fondeamos muy lejos de la bahía . |
49ª Allá cuando amaneció, sin que fuese autorizado, dentro del puerto cerrado el Piloto se metió; la Policía acudió a pedir informaciones, los datos y condiciones en que este barco venía, pidiéndonos en seguida nuestras documentaciones. |
50ª Ya terminó la jornada, no hay que dudar del Destino que nos conduce al camino de la extranjera morada, esta tierra codiciada hija fue del pueblo hispano, y como somos hermanos de esta rama positiva, nos alienta darle un viva al pueblo venezolano. |
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