Mswati es el rey de Suazilandia, un
pequeño país enclavado entre Sudáfrica y Mozambique que tiene el
triste mérito de ser la última monarquía absolutista del África
subsahariana .
El rey, a quien Forbes calcula una
fortuna personal de unos 80 millones de euros, es conocido por su
personalidad extravagante y déspota que no le ha impedido ser
invitado en el Jubileo de Diamantes de la reina Isabel y de la boda
del príncipe Guillermo y Kate Middleton. Suazilandia fue una colonia
hasta 1968.
El pequeño reino está señalado como
el país con la tasa más elevada de infecciones de VIH, con el 26%
de los adultos seropositivos, y como un constante violador de todos
los derechos y libertades que se le suponen a una democracia. A pesar
de que en 2005 Mswati III se hizo una nueva Constitución, es papel
mojado. El rey hace y deshace, legisla e incumple sus propias leyes.
Mswati, es denominado como el
Tutankamón negro porque con recién cumplidos 18 años en 1986 se
convirtió en el monarca y jefe de Estado más joven del mundo, a
Mswati lo educaron en un elitista colegio inglés pero a su vuelta a
Suazilandia se ha dedicado a seguir, por ejemplo, con la poligamia en
nombre de la tradición. Diversas fuentes estiman que tiene una
veintena de hijos de sus 14 mujeres que escoge cada año en un
festival al estilo de Miss camiseta mojada. El monarca convoca entre
agosto y septiembre a centenares de miles de vírgenes, muchas
menores de edad, que desfilan con los pechos desnudos frente a él y
la reina madre. Es la Umhlanga, la danza del junco, y de tan tremendo
cásting, Mswati escoge a una que incorpora a su particular harén.
Pero su poder es tal que en 2001, para intentar mitigar el impacto
del sida, ordenó un periodo de castidad de cinco años para las
jóvenes menores de 18. Tan sólo dos meses después del decreto, él
mismo se desobedeció casándose con una de 17. Se autocastigó y se
impuso una multa de una vaca
Una tradicion muy rara, y realmente
inhumana es el El baile del junco es un rito de iniciación
por el que debe pasar toda joven de Suazilandia al menos una vez en
la vida. La mayor parte de las chicas dicen que disfrutan
del acontecimiento y es que, tras cortar los juncos, la fiesta
continúa.
Entre los lugares especialmente
apreciado por los hombres, hay un río cercano, donde las niñas se
bañan desnudas durante la madrugada, y una fuente termal famosa por
sus orgías sexuales, el bien llamado "lago de los
abrazos". Se supone que las niñas están protegidas
por sus acompañantes. La policía también debe vigilar los
campamentos en los que se alojan.
Esta danza está calificada como un
canto a la virginidad. Pero para las miles de muchachas que se
preparan para frente al rey,
Mswati III, las semanas de preparación de este baile
suponen un auténtico desenfreno.
Al año, oficialmente danzan 60.000
muchachas, aunque en realidad lo hacen entre 20.000 y 30.000.
Una cifra más que suficiente para atraer a un gran número de
hombres excitados ante la presencia de las jóvenes muchachas que
llegan a la capital, Mbabane, para cortar sus juncos.
Primero se presentan ante la
reina madre, y luego bailarán con sus
senos desnudos ante el rey, que tiene derecho a
elegir de entre las jóvenes a una nueva esposa.
"Aquí tenemos muchas
opciones donde elegir", indica Sifiso Ngomane, uno de
los numerosos hombres que acude al lugar donde se alojan las jóvenes
en la semana de preparación que parece un campamento de verano lleno
de risas y gritos. "Lo único que hay que hacer es llamarlas a
través de la verja".
Miles de niñas
y adolescentes danzaran para su rey tras siete días de gran fiesta.
Lo hacen como manda una de las tradiciones más viejas y
controvertidas del sur de África: semidesnudas, en casa de
la reina madre, el viejo palacio que posee la familia real en
Suazilandia. Uno de tantos.
El Reed Dance o
Umhlanga es una tradición zulú y suazi que se
practica en Sudáfrica y Suazilandia y en la que miles de
jóvenes danzan con el pecho destapado (algunas llevan
camisetas) delante de su monarca. También se le conoce como baile de
las vírgenes o baile de las cañas, que es el objeto que las
adolescentes deben llevar hasta el palacio para entregar como
ofrenda.
Los hombres
también responden a las jóvenes con bailes y ofrendas en los que
participa hasta el propio rey de Suazilandia, Mswati
III, que al final del domingo bajó con el resto de cortesanos a
bailar entre las miles de jóvenes. En este sentido, la fiesta es
global, ya que hasta las propias hijas del monarca participan en las
mismas condiciones que el resto (sólo llevan plumas rojas en la
cabeza como señal de distinción).
Tradicionalmente
este baile servía para que el rey eligiera esposa entre las
participantes que enseñan el cuerpo. Tiene también otros
significados: el de encuentro de las mujeres de todo el reino y el de
una forma de afianzar su papel social y fortalecer el trabajo en
equipo.
El rey con una de sus esposas
El rey con una de sus esposas
En la
controvertida fiesta deben participar sólo niñas y jóvenes
que sean vírgenes, lo que ha generado todo tipo de críticas
internacionales por el papel en el que deja a la mujer y por la
exhibición que hacen las adolescentes de sus cuerpos. Congrega a
miles de personas en torno a un estadio que en el caso de Suazilandia
se utiliza sólo para este evento. Ellas bailan y cantan mientras el
resto las mira pasar. Una fiesta difícil de entender y de juzgar
desde un prisma puramente occidental.
maimenes
maimenes
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