sábado, 4 de mayo de 2013

Monólogo Campesino

Moya


El sol me pertenece, el aire es mío,
no me tasan el agua porque abunda
en claras fuentes y en el ancho río;
¿y no es mía la tierra que fecunda
mi labor incesante y fatigosa?

¡Me arrebatan las mieses que he segado,
y se las lleva gente perezosa
que vive sin dolor y sin cuidado!
¡Tras de quitarme el pan que se me debe,
arrancarme los hijos que me ayudan!
¡Y nos llaman soez, inmunda plebe,
y si estamos vestidos, nos desnudan!

Para vivir nos falta un elemento
detentado por leyes inhumanas:
con la tierra nos roban el sustento...
¡y respondemos con protestas vanas!

Pero la plebe ha de cansarse un día
de prorrumpir en quejas inocentes
¡Para acabar con tanta villanía
no basta con las uñas y los dientes!

Nicolás Estévanez y Murphy

maimenes

miércoles, 1 de mayo de 2013

ORACION DE GANDHI


Soria



Señor... ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón,
Si me das el éxito, no me quites la humildad,
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mi mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si
La gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!
maimenes

 

lunes, 29 de abril de 2013

ES TU ORGULLO....................




Es Tu Orgullo.. 

No te das cuenta que yo soy
la misma mujer a la que estás amando
y sin darte cuenta me haces daño,
esa es la realidad, solo te digo
que se perder, y no quiero retenerte,
mis lágrimas han sido en vano,
nada es igual, el desafío duele,
siempre lo he pagado con creses,
y la pasión en mi gana siempre,
cometí el error de fallarte y no olvido
que por ti sigo esperando a que vuelvas,
pero es tu orgullo el mas firme,
pero a mi me hace daño
porque a mi amor te sigo dando.

Autora: Consuelo Camorlinga.



10/Abril/2013 Derechos Reservados


maimenes

La Doncella guanche y El Drago



Una tarde en la remota antigüedad, cierto navegante mercader llegaba de las costas mediterráneas en busca de sangre de drago, producto muy en boga y de gran importancia en la elaboración de ciertas preparaciones de la farmacopea, y desembarcó por la playa de San Marcos, de Icod de los Vinos, para llevar a efecto su lucrativo propósito.
Estando ya en la playa, sorprendió allí a unas infantas o damas de esta tierra, que conforme al rito tradicional se bañaban solas en el mar aquella tarde veraniega.
El intruso navegante las persiguió, logrando apoderarse de una de ellas. Esta trató astutamente de conquistar el corazón del extraño viajero para mejor buscarlo y lograr huir, y mostrándole signos de consideración y amistad le ofreció algunos hermosos frutos de la tierra.
Para aquel navegante que venía detrás de la sangre del drago, y traía metido en la imaginación y en el alma el mito helénico de las Hespérides, los frutos que aquella dama de esta tierra le ofreciera, pudieron muy bien parecerle las manzanas del mítico jardín. Mientras él comía gustosamente desprevenido, la bella aborigen saltó ágil al otro lado del barranco, y a todo correr huía hacia el bosquecillo cercano escondiéndose tras la arboleda.
El viajero, sorprendido en principio, trató de perseguirla de cerca, pero vio con sorpresa que algo se interponía en su camino, que un árbol extraño movía sus hojas como dagas infinitas, y que el tronco parecido al cuerpo de una serpiente se agitaba con el viento marino y entre sus tentáculos se ocultaba la bella doncella guanche.
El navegante lanzó el dardo que llevaba en sus manos, contra lo que a él se le figuró un monstruo, con gran miedo y asombro, y al quedarse clavado en el tronco, del extremo de la jabalina empezó a gotear sangre líquida del drago.
Confuso y atemorizado, el hombre huyó laderas abajo, se metió en su pequeña barca y se alejó de la costa; porque iba pensando en su corazón, que había sorprendido en el jardín a una de las Hespérides, a la que salió a defender el mítico Dragón.
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