viernes, 31 de agosto de 2012

NUESTRO AMOR MALDITO


Nuestro amor es maldito.
Lo rondan ciertas bestias
cuyas caras se ocultan bajo el lecho,
seres que aguardan el naufragio,
anticuarios perversos
que en la tragedia encuentran
la ocasión del tesoro,
coleccionistas ávidos de objetos
dignificados por la sal.

Alguien sueña en secreto
el hundimiento del amor,
alguien desea el ocaso,
alguien acecha el día
con las oscuras sustancias
de la envidia.

Alicia Llarena:

MAIMENES

TAMARAN

Desde los tiempos remotos,
se alternan amor y guerra:
las pasiones de los hombres
que viven en esta tierra;
hasta en las islas hermosas,
que siempre fueron felices,
fueron sucediendo historias
de amores y cicatrices.
Entre los guanches, aquellos
que hacían las veces de rey,
con su natural justicia,
se les llamaba mencey:
señores de un pueblo libre
entre valles y montañas,
repelieron invasiones
que llegaban desde España.
Pero como el enemigo
era más fuerte y tan grande,
la defensa de las islas
la pagaron con su sangre.
Aún hoy perviven sus nombres
que recuerdan las leyendas,
y en estos versos se cantan
sus famosas epopeyas.
maimenes

miércoles, 29 de agosto de 2012

HASTA CONVERTIRME EN SIEMPRE,...

Soy la fuerza de los silencios capaces,…esos que esconden las palabras exactas,…esos que habitan en la respuesta de las miradas ausentes,…y legitiman el todo aún vestidos con la apariencia de nada,…y entregan sin la vanidad del que tan sólo se muestra por demostrar,…del que esta tan necesitado de si mismo que sólo sabe estar solo,….exhibiendo la bondad visible que compran las almas embusteras,…la compañía estéril de esas compañías que aunque están no son,…que cuando tienen que ser, dejan de estar,….soy la distancia cercana del grito de tu dolor,…no tengo tez de sonrisa,…ni disfraz de hipocresía,….pero me doy en el cariño eterno cuando el cariño me llama,…sin fatuidad, ni abrigado por la arrogancia jactada,…y me desnudo hasta quedarme sin piel,…en totales silenciosos,…silenciados,….infinitos en la virulencia de la honestidad espontánea,…porque tan sólo sé dar ese cariño que se alimenta de dar,…porque engendré el amor en la pureza de amar,…y desconozco el a cambio,….y me alejo del a veces,…y persigo inagotable la eternidad de los silencios capaces,…para que me acerquen hasta que puedas sentirme,...hasta convertirte en siempre,….hasta convertirme en siempre,….José Ramón Marcos Sánchez
maimenes

TE BUSCO

Recorriendo tus venas
Soy río que busca su cause
Hasta delirar con la idea
De desembocar en tu corazón
Soy grito de agua que clama
Un espacio en tu vida
Sintiéndome perdida

Sin el sonido de tu voz
Que es la alerta de ternura que guía
Mi faro, mi cascabel.

Te busco salvajemente
Como animal herido, perdido
Te busco en el aire
Te huelo…te anhelo con toda fuerza
Y eres tierra y eres agua
Todo lo que me sustenta
Eres sol
Que entibia mis días
Eres objeto de mi deseo
Y me cuerpo te clama
Te ruega.,.te ansía.

Te busco en la tarde gris
De este invierno crudo, terrible
En la noche gélida para arroparme en ti
Busco tu pecho respirando lento
Y el entrelace de nuestra piernas
Con mi sexo apegado a tu muslo
Y tus manos apoyándose en sosiego
Muy dueñas de mis glúteos
De mi espalda
Y así llegar a la mañana
En que tu beso me diga:
Hola mi amor
Autora: Pilar Riveros Fuentealba - 28/08/12

MAIMENES

domingo, 26 de agosto de 2012

LA MUJER


la mujer, piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor.
La mujer experimenta miles de emociones en un solo día, y transmite cada una de ellas con una sola mirada.
La mujer, anda buscando la perfección y vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama.
La mujer, hospeda en el vientre otras almas, los ofrece al mundo y después queda ciega, ante la belleza de los hijos que engendró.
La mujer, da alas y enseña a volar, pero no quiere verlos partir, aún sabiendo que no son de su propiedad.
La mujer, se arregla y perfuma la cama, aunque su amor no perciba nunca esos detalles.
La mujer, como alquimista transforma en luz y sonrisas los dolores que siente en el alma, ...solo para que nadie lo note, y aún tiene fuerzas para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro
Dichosos aquellos que tan solo por un día sepan entender el alma de la mujer!
Anonimo
maimenes

LEYENDA DE GARA Y JONAY



Arribaron los Menceyes y nobles de Tenerife a las playas de La Gomera para
compartir las fiestas del Beñesmén. Al Mencey de Adeje le acompañaba su hijo Jonay,
que no tardó en distinguirse en las luchas con los banotes, en la esquiva de guijas, en
la alzada de pesos y en las otras competiciones y juegos en que tomaba parte. Gara lo
contemplaba. Como acude la sangre a la herida o como el mar refleja el cielo,
inevitablemente, se descubrieron y se enlazaron sus miradas. No pudieron impedir que
el amor les alcanzase. Así lo hicieron saber a sus padres y así, para añadir más júbilo
a la alegría de las fiestas del Beñesmén, fue hecho público su compromiso.
Apenas se propagó la nueva, inesperadamente el mar se pobló de destellos y se cuajó
el aire de estampidos y ecos prolongados. Echeyde, el gran volcán de Tenerife,
arrojaba lava y fuego por el cráter. Tanta era su furia que desde La Gomera podían
divisar las largas lenguas encendidas estirándose desde la cima hacia lo alto.
Entonces fue cuando recordaron el augurio del viejo Gerián, el aojador. Gara y Jonay,
agua y fuego. Gara era princesa de Agulo, el Lugar del Agua. Jonay venía de la Tierra
del Fuego, de la Isla del Infierno. No podía ser. El fuego retrocede ante el agua. El
agua se consume en el fuego.
Gara y Jonay, agua y fuego. Imposible su mezcla, imposible la alianza. Las llamaradas
que brotaban de la boca de Echeyde lo confirmaban. Aquel amor era imposible. Sólo
grandes males podían sucederse si no se separaban. Bajo amenaza, les prohibieron
sus padres que volvieran a encontrarse. Su unión quedó maldita.
Calmó su furia Echeyde y de nuevo se encerró el fuego en sus adentros de piedra.
Concluyeron las fiestas del Beñesmén y, sin peligro ya en la isla, regresaron a
Tenerife los Menceyes y nobles que habían ido a La Gomera. Mas Jonay no podía olvidar
a Gara. Un peso infinito, como un quebranto interminable, lo doblegaba y lo desvivía.
Necesitaba volver a verla, tenerla a su lado pese a las prohibiciones, pese a la maldición
que sobre ellos se cernía.
Ató Jonay a su cintura dos vejigas de animal infladas y, al amparo de la noche, se lanzó al
mar dispuesto a atravesar la distancia que le separaba de su enamorada. Las vejigas le
ayudaban a flotar y, cuando el cansancio rendía sus fuerzas, la imagen de Gara acudía a
su memoria dándole ánimos para recobrarse y seguir nadando. Así hasta que, aún
dudosa, la luz del alba lo recibió al llegar a las playas de La Gomera.
« El fuego habrá de consumirte » Eso le había dicho Gerián a Gara. Y un fuego
desmesurado la incendió cuando Jonay, escabulléndose y ocultándose, fue a encontrarla
y se abrazaron apasionadamente.
Escaparon por entre los montes de laurisilva hasta refugiarse en El Cedro. Allí se

entregaron al amor y se fundieron sus labios y sus ansias. Mas no podía durar mucho
aquella pasión furtiva. Lo dijo Gerián cuando el rostro de Gara desapareció del agua de
Los Chorros de Epina y en su lugar sólo hubo un resplandor de hoguera sobre el
líquido sucio, revuelto y anochecido.
« La muerte acecha. Como lo de arriba es lo de abajo, lo que fue será, lo que ha de suceder
ocurrirá »
Enterado el padre de Gara de la huida de su hija con Jonay, dispuso que salieran a
perseguirlos. En la cumbre más alta de La Gomera habrían de encontrarlos, estrechamente
unidos, amándose. Antes que volver a separarse, antes de que sus perseguidores les
prendieran, Gara, la princesa del Lugar del Agua, y Jonay, príncipe de la Tierra del Fuego,
buscaron la muerte. Afiló Jonay con su tahona los extremos de una recia vara de cedro y la
colocó entre su pecho y el de Gara, las puntas hirientes apoyadas sobre sus corazones.
Luego, sin decirse nada, mirándose a los ojos, sintiendo cómo la vara de cedro los
traspasaba por el empuje de su violento y desesperado abrazo, quedaron quietamente
fundidos. Entonces agua y fuego fueron uno solo en la suma de sus cuerpos.

MAIMENES

LA LEYENDA DE AMARCA

En viejos romances canarios corría de boca en boca la triste historia de Amarca, la celebrada doncella indígena. Tan gallarda era su figura, tan peregrina su belleza que llegó a ser envidiada de todas las doncellas. Tenía su morada en las bellas alturas de Icod. Su rústico albergue parecía como un nidal colgado en las crestas de la montaña, para sustraerse a las miradas y a las ambiciones, esas aves rapaces, embaucadoras, que se llevan a las muchachas guapas. Hasta el rústico hogar de la doncella llegó un día Belicar, el último Mencey , Rey y señor de los dominios de Icod y se quedó atónito y deslumbrado ante la extraordinaria belleza de la joven. Desde aquel día memorable se acrecentó su fama y corrió como fausta noticia por todo el Menceyato. Una condición tenía la moza que contrastaba con lo humilde de su linaje: su natural altivo y desdeñoso. Amarca se veía continuamente asediada de amores por muchísimos hombres y otras tantas veces sembró el dolor y la decepción en sus amantes. ¿ A quién amará Amarca?, preguntábanse intrigada los zagales. ¿Para quién será el corazón de aquella belleza hija del Teide?. Guarecida a las faldas del coloso siempre entre las nieves. Uno de los más aguerridos vasallos del Reino, Garigaiga, el pastor, había enloquecido por Amarca. Ella esquivaba su cariño; repudiaba su pasión local, desenfrenada. Repelía al hijo del Volcán, el de la tez y morena y los brazos recios como robles.
Enloquecido por el dolor de verse desdeñado, una tarde mientras los horizontes se teñían de sangre y el sol moribundo plateaba las aguas del Océano como un riera de luna en una noche de misterio, vió que Garigaiga, en el borde de un alto precipicio, agitaba sus brazos como banderas en la premura. Vió arquear el cuerpo hacia delante, hundir la cabeza sobre el pecho y partir veloz hacia el abismo. La noticia del trágico suceso no tardó en extenderse por todas partes. Las mujeres, culpaban su egoísmo, y a sus desdenes atribuían la muerte del pastor. De pronto Amarca desapareció, nadie sabía cual había sido el destino de la doncella. Sólo un anciano que una mañana la había visto descender de las cumbres y caminar como una sonámbula hasta las orillas del mar, se hallaba en posesión del secreto. Que no la buscasen más, parecían decir sus labios fríos y trémulos plegados para siempre, y el anciano aquél lo contó todo. Una semana al brillar los primeros destellos del sol, vió que Amarca se arrojaba al abismo, y después de luchar con el bravo oleaje, se la llevaba mar adentro una ola alegre y corretona como un niño.
Era la época del "Beñesmén", de la sazón y de la riqueza de las mieses, eran los días de placidez y de luz, y todo se sumió en sombras y lágrimas... Amarca había aparecido muerta sobre las arenas de la playa, la habían matado un remordimiento muy hondo. El Mencey Belicar mandó que se cantasen tristes endechas; que se encendiesen luminarias en los cerros, y que los más fornidos mozos, como real costumbre en los días aciagos, azotasen con sus varas las aguas del mar. Mandó también que se ungiese su cuerpo con los más olorosos perfumes, que no en vano era la flor más preciada de la comarca. Al cabo de los años cuando algún nocturno caminante cruzaba las cumbres del Teide, un lamento extraño escalofriante, le detenía acongojado. Era una voz débil, apagada, dolorida, que parecía surgir del fondo del barranco. Era aquel mismo clamor de súplica, de pena, de trágica agonía que tantas veces balbucearan los labios febriles de Garigaiga, el loco: "Amarca......hermana Amarca".
MAIMENES

LA MARIPOSA QUE SE ENAMORO DE LA ESTRELLA

"Cuenta la leyenda que una joven mariposa –de cuerpo frágil y alma sensible- volaba cierta tarde jugando con el viento, cuando vió una estrella muy brillante, y se enamoró. Excitadísima, regresó inmediatamente a su casa, loca por contar a su madre que había descubierto lo que era el amor.

-¡Qué tontería! –fue la fría respuesta que escuchó-. Las estrellas no fueron hechas para que las mariposas pudieran volar a su alrededor. Búscate un poste, o una pantalla, y enamórate de algo así: para eso fuimos creadas-.

Decepcionada, la mariposa decidió simplemente ignorar el comentario de la madre… "¡Qué maravilla poder soñar!", pensaba.

La noche siguiente la estrella continuaba en el mismo lugar, y ella decidió que subiría hasta el cielo y volaría cada día un poquito mas alto para mostrarle su amor. Esperaba con ansiedad la llegada de la noche, y armada de paciencia agitaba ansiosamente sus alas en dirección al firmamento cuando veía los primeros rayos de la estrella.

Su madre estaba cada vez más furiosa:

-Estoy muy enfadada contigo. Todas sus hermanas ya tienen lindas quemaduras en sus alas provocadas por las lámparas. Sólo el calor de una lámpara es capaz de entusiasmar el corazón de una mariposa: deberías dejar de lado estos sueños inútiles y conseguir un amor posible de alcanzar-.

Así durante algún tiempo, influenciada por las palabras de su madre, la joven mariposa intentó olvidar a la estrella y enamorarse de la luz de las pantallas de casas suntuosas, de las luces que mostraban los colores de cuadros magníficos, o del fuego de las velas que quemaban en las más bellas catedrales del mundo.

Pero su corazón no conseguía olvidar a la estrella y después de ver que la vida sin su verdadero amor no tenía sentido, resolvió reemprender su itinerario en dirección al cielo.

Noche tras noche intentaba volar lo más alto posible pero cuando la mañana llegaba, estaba con el cuerpo helado y el alma sumergida en la tristeza.

Pero a medida que se iba haciendo mayor, pasó a prestar atención a todo cuanto veía a su alrededor. Desde allá arriba podía vislumbrar cosas jamás vistas por otras mariposas. Veía las ciudades llenas de luces, las montañas heladas, los océanos con olas gigantescas y las nubes que cambiaban de forma a cada minuto. La mariposa comenzó a amar cada vez más a su estrella, porque era ella la que le abrió otra perspectiva del mundo.

La mariposa, aun cuando jamás consiguió llegar hasta su estrella, vivió muchos años descubriendo cada noche cosas diferentes e interesantes. Y comprendiendo que, a veces, los amores imposibles traen muchas más alegrías y enseñanzas que aquellos que están al alcance de nuestras manos"

Paulo Coelho
maimenes