«Acostumbraban los Canarios cuando alguna criatura nacía, llamar a una
mujer que lo tenia por oficio, y ésta echaba agua sobre la cabeza de la
criatura: y aquella mujer contraía parentesco con los padres de la criatura, de
suerte que no era lícito casarse con ella, ni tratar deshonestamente. De donde
les hubiese quedado esta costumbre o ceremonia no saben dar razón más de que así
se hacía.»
maimenes
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