viernes, 19 de julio de 2013

RAZA GUANCHE



Bendigo mi raza guanche
por la historia que legó.
En el árbol genealógico
nos dejó el alma primero
y en alguno de nosotros
la formación de su cuerpo.

Bendigo mi raza guanche
por su bravura y desvelo.
Desvelo por conservar
el origen de su suelo,
aunque algunos aún no entiendan
que sigue siendo de ellos.

Murieron en sus montañas
con coraje y decisión
defendiendo con honor
las siete islas Canarias.
Por dondequiera que vaya
hay cromosomas guanchescos.
Existen allá en sus cuevas
y en la orilla de las playas
que se tiñeron de rojo
por su sangre derramada.

El mar fue su cementerio.
Por eso, lloran y claman
como pidiéndole a Dios
que los saquen de las aguas,
que devuelvan el tesoro
de sus tierras usurpadas.

Por eso es que el viejo Drago
se yergue siempre doliente,
y mantiene una esperanza,
ya que mezclada su gente
lleva la mujer la raza
escrita sobre la frente.
Raza que tiene su estirpe
de abolengos y de reyes.
Raza de un Mencey,
el más noble y más valiente
que luchó ante el invasor
mano a mano y frente a frente
El Mencey y Guacimara
sin tiaras sobre la frente,
antes que entregar el alma
se ofrendan ante la muerte.

Y el nombre de la doncella,
la más bella en la comarca,
lo porta el bramar del mar
y el Teide en su garganta.

Teide que tiene en su cima
una corona de plata,
como símbolo real

de los Guanches de Canarias
Mely Bethencourt.

maimenes

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