martes, 4 de junio de 2013

RITA PARRAGA

en el torbellino de los años odiosos
el infierno se encarnaba regocijado
En la escalera que conducía a las sombras 
La vida estaba rota
Y se habían fracturado tus ojos 
Tiempo armado de canciones
Que resistían el asalto del odio 
fue  un regalo que el destino
Te concedió en silencio
Ataraxia de la tarde
Navegante
En la serena simetría del rayo 
Días en bandolera
Encarnados en veranos obsequiosos 
Joven lleno de libros viviendo en una calle estrecha 
El sol era tu reloj en ese tiempo de crisis 
Refuerzo que llegó a tiempo
 En esos años emboscados
Que recibieron su apoyo

Te acuerdas de sus ojos
Dulce manera de contemplar
Solidaridad y comprensión
En el equilibrio de las palabras
Sus ojos  fueron una fuente de gracia
Que limpiaban la mugre del mundo 
Te puso a salvo del desamparo
En el destierro
Ella construyó parte de tu camino
Mano necesaria en el oprobio
Sentencia de luz
Amistad que llegó al sacrificio
(parte del sol se desprendió en esos días) 
Por ella sobreviviste al naufragio
La serenidad adquirió su nombre
Compensó el rencor que te esperaba cada noche
Como nadie más nunca. 
(Anónima epopeya extraída del reino de las sombras) 
Fue el alimento de tu corazón
Escudo en tus tristes batallas
Fuego que sustentó tu caminata
Es la reliquia que guardaste en tu memoria
el amor lleva su nombre desde entonces. 
En ese tiempo ocurrió este prodigio
magra época en que aún se aparecían los dioses
necesidad del aire para decir la plegaria
refugio surgido del asombro
la brújula controló su ritmo
compensación de derrotas y afrentas
bandera cuidada en la vigilia
ella preservó el cántico y las armas
la fe en el agua
fue un largo armisticio en el camino
de balas y espinas 
homenaje de la vida a su recuerdo
lleno de amor en medio de la muerte.
Carlos Lasso Cueva
maimenes

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